La palabra "luna" proviene del latín "luna", que a su vez deriva del término protoindoeuropeo "*lewk-snā", que significa "luz que brilla". Esta raíz indoeuropea está compuesta por "*lewk-" (brillar) y "*snā" (astro, cuerpo celeste).
La palabra latina "luna" se utilizaba para referirse al satélite natural de la Tierra, así como a la diosa romana de la luna, quien recibía culto y veneración. En muchas culturas antiguas, la luna tenía un significado místico y religioso, y se la asociaba con la fertilidad, los ciclos naturales y el mundo femenino.